Ya no podemos tirar los huevos. Un huevaso cuesta caro.

.-  Grandes aglomeraciones de personas en busca de huevos no ocurren por gusto. Así acontece desde hace un tiempo en Cienfuegos aunque, de enero a la fecha, las colas y acaloradas discusiones por unas posturas de gallina resultan cotidianas. Sin embargo, funcionarios del Grupo Empresarial de Comercio en la provincia aseguran que el problema no está en la producción.

Ya no podemos tirar los huevos. Un huevaso cuesta caro.
Ya no podemos tirar los huevos. Un huevaso cuesta caro.

Según Águedo Madruga Torreira, subdirector de esa entidad, “hasta el momento nos han entregado el número previsto, pero existe un incremento notable en la demanda de la población. Incluso, durante el pasado mes se superó lo planificado y todavía nuestra oferta fue insuficiente”.

Basta decir que, al cierre de enero, se habían distribuido en la red de comercio minorista alrededor de dos millones 720 mil unidades, casi 390 mil por encima del contrato, sin contabilizar las especies alternativas (huevos criollos, de codorniz y guineo).

Servando Pérez Sosa, director de la Comercializadora Avícola, explica que “dicho crecimiento responde a una mayor exigencia del mercado con la influencia de varios factores, especialmente el desarrollo del trabajo por cuenta propia y el consiguiente florecimiento de dulcerías, cafeterías, paladares.

“Otro elemento desfavorable constituye la concentración del producto en los mercados Ideal, los únicos avalados para la venta. De ahí que las personas, al acceder a ellos, no compran de forma racionada. Si antes adquirían quince huevos, ahora se llevan un cartón, dos cartones… La tendencia es a garantizarlo en el refrigerador de familia, no en la red”.

Por supuesto, el asequible precio junto a la carencia de otros alimentos, el acaparamiento con destino a la venta ilegal y la escasez en localidades aledañas al territorio, conllevan también a una inflación de la demanda real que desvirtúa los resultados productivos del Combinado Avícola sureño, el más eficiente de Cuba.

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De hecho, esta empresa figuró entre las pocas que materializaron su plan de producción en 2015, mientras a nivel nacional la avicultura volvía a quedarse muy por debajo de las pretensiones, con un déficit superior a los 125 millones de unidades, comportamiento irreversible desde 2012.

No obstante —argumenta Pérez Sosa—, “el mes pasado nuestra producción decayó en cerca de 220 mil, en tanto, el compromiso con el balance nacional (encargo estatal) obligó a recortar la cifra de la provincia para aportarle a la capital del país. Esto no afectó las entregas, pues la existencia aquí de un centro de bioseguridad nos permitió incorporar, por concepto de rendimiento, otros 250 mil considerados como mermas”.

De no suceder tales inconvenientes, ¿hubiera sido posible multiplicar el abastecimiento?
Las circunstancias contradicen el enfoque positivo del sistema empresarial, dado que el pueblo percibe inestabilidad en el expendio de esa proteína pese a la extensión de los ciclos de distribución, de acuerdo con las autoridades de Comercio.

Para Gilberto Ulloa Ortega, especialista principal de alimentos, “no existe irregularidad, porque cuando el carro (60 mil huevos promedio) sale a distribuir, va a todos los mercados. Comienza por Cartoqui, luego sigue hacia La Yarda y La Princesa, solo que en viajes diferentes. El ciclo de distribución se monta diario.

“Hay huevos, pueden chequearlo. Claro, a veces llega el camión y dura una hora, al abrir diferentes puntos de venta en el propio local para sortear las molestias al consumidor.  Además, regulamos la compra, tampoco admitimos que el cuentapropista se lleve quince cartones”.

Lo contrario pasa en las bodegas, a fin de cuentas el establecimiento más cercano al ciudadano, hacia donde debiera ir un mayor volumen de productos en el afán de compensar al cliente.

Al respecto, Madruga Torreira sostiene que “el huevo liberado se vende en los mercados Ideal, la red especializada para su comercialización, aun cuando nosotros tratamos de abastecer al resto de las unidades. Hoy no tenemos la cantidad necesaria para hacer una distribución equitativa”.

La realidad torna incomprensible la estabilidad en la producción que alegan los funcionarios cuando la demanda sale insatisfecha. Los numeritos desaparecen dentro de una oferta escasa que obvia en la planificación el boom de las nuevas formas de gestión no estatal y su tensión al mercado. No es ilusión. De que el huevo se ausenta, se ausenta.

*En coautoría con Dagmara Barbieri López. Tomado del periodico “5 de setiembre”, Ciudad de Cienfuegos, Cuba.

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Un comentario en «La ilusión del huevo ausente»
  1. Es una necesidad el periodismo analítico. Al Estado Cubano lo que le falta es claridad y estos trabajos periodísticos contribuyen a ganar claridad.

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