Blackstar
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La inestabilidad y la ambigüedad son las únicas constantes en “Blackstar”, de David Bowie, el álbum extraño, arriesgado y, a fin de cuentas, gratificante que el cantante lanzó la semana pasada, en su cumpleaños número 69. El disco es a la vez emotivo y enigmático, estructurado y espontáneo, y, por encima de todo, obstinado, pues se rehúsa a complacer las expectativas de las estaciones de radio o de los fanáticos. En el álbum, lo más cercano a una explicación de su mensaje es el título de la canción final: “I Can’t Give Everything Away” (“No puedo revelarlo todo”).

El álbum de Bowie “The Next Day” (2013) terminó un silencio de 10 años entre álbumes de estudio; en él volvía al rock de guitarras setenteras y robustas, con un ánimo oscurecido por la amarga conciencia de la mortalidad. “Blackstar”que se estiliza también como ★— se va por otro lado. La antología de Bowie, “Nothing Has Changed” (2014), incluyó una nueva canción: “Sue (Or in a Season of Crime)”, grabada con la Maria Schneider Orchestra, una banda de jazz moderno. Un cuarteto, dirigido por el saxofonista Donny McCaslin —el pilar de la orquesta de Schneider—, es la banda de estudio que toca en “Blackstar” y que se dedica a abrirse camino en el rock, el funk y la electrónica desde la perspectiva del jazz. El grupo complica las armonías, llena los intersticios de las canciones con improvisaciones, y con frecuencia el saxofón de McCaslin persigue la voz de Bowie.

Cada canción en “Blackstar” es inquieta y volátil. La pieza que da título al álbum, con una duración de 10 minutos, lo inaugura con una guitarra vacilante y las notas de una flauta que se rehúsan a quedarse quietas en una sola clave. El ritmo de la batería de Mark Guiliana, cuando aparece, consiste en beats balbuceantes y silencios que se intercalan mientras Bowie entona letras sobre “el día de la ejecución”. A mitad de la canción, esta se mueve a través de un limbo improvisado y se fusiona con una melodía diferente: una marcha con letras que hablan de una “estrella negra” mesiánica que declara: “No soy una estrella pop”. Al final, las dos mitades de la canción se mezclan, con los versos inaugurales encima del ritmo de marcha, lo cual oscurece aún más el tono. El video muestra algunos rituales iluminados por la luz de una vela y, casi al final, hay crucifixiones sangrientas. (McCaslin reveló a Rolling Stone que Bowie dijo que la canción es “sobre el Estado Islámico”, una opinión que está en discusión).

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Los pensamientos en torno a la muerte rondan durante todo “Blackstar”. En “Lazarus”, un canto fúnebre que se une lentamente a los golpes provenientes de la guitarra eléctrica de Bowie, el narrador está “en el cielo” con “cicatrices que no pueden verse”, al rememorar una vida de derroches. Una nueva versión de “Sue (Or in a Season of Crime)” con un ritmo de rock precipitado y la guitarra punzante de Ben Monder, no deja claro si se trata de una despedida o de la confesión de un asesinato.

En “Blackstar”, Bowie es más gruñón que contemplativo. “‘Tis a Pity She Was a Whore” contiene un ritmo explosivo de hip-hop, mientras que la voz de Bowie brinca a través de una melodía extraña que avanza en medio de un enjambre de saxofones sobrepuestos. Bowie canta “Girl Loves Me” con una extraña carcajada desafinada; la letra de esa canción, por razones desconocidas, a menudo se transforma en la jerga proveniente del ruso (Nadsat), salida de “La naranja mecánica”.

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Las últimas dos canciones de este álbum, “Dollar Days” y “I Can’t Give Everything Away”, regresan a un enfoque ya conocido de Bowie: la música rock melódica con la que construyen canciones lentas, a medio tiempo; en “Dollar Days” incluso se permite algunos arreglos de cuerda exuberantes. Pero no es que Bowie se ponga cómodo de repente. En “Dollar Days” canta: “Me muero por/presionar sus espaldas contra la arena/y engañarlos otra vez y otra vez”. Puede que se esté quitando la máscara brevemente, puede que se esté probando una nueva. De cualquier modo, no les facilita las cosas a sus escuchas ni tampoco a él mismo.

(Tomado de The New York Times en español)

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