José Miguel Garofalo
Birdman o (la inesperada virtud de la ignorancia), una película pletórica en creatividad, se estrenó en 2014. José Miguel le hizo el comentario en el 2020 y yo la acabo de ver, esta mañana, después de leer el comentario. Así de eterno es el cine. Véala, y se anotará un tiempo bien empleado. RWM

Siempre he disfrutado las actuaciones de Keaton, no es de los actores jerarcas de primera fama como Deniro, Al Pacino o Nicholson, pero siempre encontré autenticidad en sus papeles asignados, un rasgo que marca a los artistas de fibra.
Desde que escuche hablar de ‘Birthman’, la rechace de mi calendario; imagine otro filme de fantasía al uso, tan llenos de efectos especiales y truculencias. Andaba despistado.
Anoche mi hija Mylai me invito a verla, alquilada de Neflix. Mas por complacerla que por convicción me plante en mi butaca. Quede muy satisfecho y raramente impresionado.
Keaton hace el mejor papel de su carrera, al igual que el interés que suscita la trama hilvanada por el guionista y la maestria del director mexicano, Iñarritu.
La obra de teatro en si es un pretexto, para darnos la dicotomía del personaje fantástico del pájaro semihumano con el actor famoso por su filme Birthman pero que aspira en su ocaso a tocar de nuevo la escurridiza gloria a la que jamás renuncia un actor, escritor… músico, o cualesquiera artista que se respete.
Le hace la contraparte, Edward Norton, un actor de Hollywood que nunca defrauda, anda como un trago de coñac añejado, mientras más antiguo mejor. Y la hija, de personaje de Keaton, una novel actriz que saca las garras temprano y hace su aporte al entramado.

La fama tiene un sabor tan dulce que no importan las amarguras del camino. Vemos a Keaton en calzoncillos por Broadway y Times Square, que se le queda enganchada la bata en la portezuela cuando sale a coger aire al fondo del teatro y desfila entre admiradores y caminantes fortuitos hasta que sin remedio busca la entrada principal y se aproxima por el pasillo hasta el escenario donde le toca hacer los parlamentos finales de la obra, cuando descubre a su esposa en la cama con Norton.
Es genial como hilvana la trama el director, y nos conmueve con la envidia que le provocaba a Keaton, el desenfadado del coprotagonista que le confiesa que no aprende los textos que se limita a seguir desde su inside la trama y que asegura es el remedio para su autenticidad en el escenario.
El filme entretiene, conmueve, y nos provoca reflexiones. Que más exigirle a una obra artística.
6/mayo/2020
