Uno de los hallazgos más relevantes de la ciencia, hoy día, es la identificación de una proteína llamada p-tau217. Descubre cómo los últimos avances médicos pueden ayudar a combatir esta enfermedad. Pero ¿qué es esta proteína? ¿Se encuentra en los alimentos? ¿La podemos mantener bajo control? Identificar esta proteína podría cambiar todo.
Raysa White
En los últimos años, la ciencia ha dado un paso crucial en la lucha contra el Alzheimer. Uno de los hallazgos más relevantes es la identificación de una proteína llamada p-tau217, cuya presencia en niveles elevados en la sangre o el líquido cefalorraquídeo, se ha asociado de manera directa con las primeras fases de esta devastadora enfermedad. Pero ¿qué es esta proteína? ¿Se encuentra en los alimentos? ¿Hay algo que podamos hacer para mantenerla bajo control?
¿Qué es la proteína p-tau217?
La p-tau217 es una versión anormalmente modificada de la proteína tau, que normalmente ayuda a mantener en orden la estructura interna de las neuronas. En el caso del Alzheimer, esta proteína sufre un proceso llamado fosforilación, específicamente en el aminoácido número 217, lo que hace que deje de cumplir su función y comience a formar acumulaciones tóxicas en el cerebro. Estas acumulaciones impiden la comunicación entre las neuronas y desencadenan su muerte progresiva.
Detectarla en sangre permite diagnosticar el Alzheimer incluso años antes de los primeros síntomas, una posibilidad considerada revolucionaria para la medicina preventiva.
Es importante aclarar que la proteína p-tau217 no se encuentra en los alimentos. No es algo que se «coma» o se ingiera, sino que se produce dentro del cerebro como resultado de un proceso celular alterado. Lo que sí es cierto, es que, algunos estilos de vida y hábitos alimentarios, pueden influir en los procesos que llevan a su aparición.
La producción anormal de p-tau217 está vinculada a múltiples factores:
- Envejecimiento natural.
- Predisposición genética (como la presencia del gen APOE4).
- Inflamación cerebral crónica.
- Estrés oxidativo.
- Mala circulación o daño vascular cerebral.
- Acumulación de placas de beta-amiloide, otra proteína patológica.
Estos factores alteran el ambiente celular en el cerebro, favoreciendo que la tau se fosforile y forme ovillos.
Aunque no se puede evitar por completo, sí existen acciones preventivas, científicamente respaldadas, que podrían reducir el riesgo de acumulación de p-tau217. Por erjemplo,
1. Una alimentación neuroprotectora
Optar por una dieta rica en:
- Frutas rojas (arándanos, fresas, uvas): ricas en antioxidantes.
- Verduras de hoja verde: como la espinaca o la col rizada..
- Pescados grasos (salmón, sardinas): contienen ácidos grasos omega-3
- Aceite de oliva virgen extra: fuente de grasas saludables.
- Nueces y semillas: antioxidantes y grasas beneficiosas.
- Cúrcuma y canela: con efecto antiinflamatorio.
Evitar:
- Azúcares refinados.
- Grasas trans.
- Ultraprocesados.
- Alcohol en exceso.
2. Hacer ejercicio físico
Múltiples estudios vinculan el ejercicio regular con reducción de proteínas tau anómalas y mejor flujo sanguíneo cerebral.
3. Procurar un descanso adecuado
Dormir bien ayuda al sistema glinfático del cerebro a «limpiar» proteínas como la p-tau217.
4. Desarrollar la estimulación mental y social
Leer, aprender cosas nuevas, conversar, resolver problemas: todo esto fortalece las conexiones neuronales.
5. Controlar las enfermedades crónicas
Mantener a raya la diabetes, la hipertensión y el colesterol alto es fundamental para evitar daño vascular cerebral.
La aparición de biomarcadores como la p-tau217 nos está dando una oportunidad única: detectar el Alzheimer antes de que destruya la memoria y la identidad de quien lo padece. Pero también nos recuerda que la prevención empieza en los pequeños gestos cotidianos: lo que comemos, cómo vivimos, cómo descansamos y cómo nos relacionamos. Cuidar el cerebro es cuidar la vida misma.
Cuidar el cerebro es cuidar la vida misma.
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