Ayer apareció en las redes un cartel cuyo contenido no quisiera repetir. Un cartel estridente que denigra a los cubanos, y está firmado por Miguel Díaz-Canel, presidente de Cuba, en el marco del X pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, que recientemente se celebró.

Luisa Florez Madan

¿Leyeron bien? Porque me he quedado, “Lela”, como diría mi abuela ¿Acaso Díaz-Canel es Cuba? Y tengo otra pregunta ¿Si la Patria es la madre de todos, y nuestra madre Patria se llama Cuba, todos no son sus hijos, todos no somos cubanos? Es el presidente, con su discurso, quien divide y llama de nuevo a la confrontación, a echar a pelear a los cubanos, diciendo: «Nos toca salirle al paso para defender a la patria como defenderíamos a nuestras madres. Porque eso es la patria: “madre de todos”.» Me pregunto quiénes son los hijos de la Patria para Díaz-Canel ¿los que deben salir a reprimir a sus hermanos que ya no pueden más?

Y yo me pregunto también ¿Si la Patria es la madre de todos, porqué nombrar “odiadores” e «ignorantes» a los que defienden sus derechos ciudadanos? ¿A los que expresan su verdad de forma pacífica, en las redes o en las calles? Han pasado cuatro años del 11 de julio, y hoy siguen presos cientos de cubanos, sólo por expresarse pacíficamente y reclamar sus derechos.

El país, está cada vez más deteriorado. Hoy por hoy, los servicios públicos, son casi inexistentes. El abandono de ese gobierno hacia la población de Cuba, ya no se puede ocultar, y los ricos, los “felices” de siempre, se pavonean impunemente. 

Ante tanta incongruencia e hipocresía, me vino a la mente lo que escribí hace cuatro años a propósito de aquella marcha, llamada de «reafirmación revolucionaria», convocada por el gobierno de Cuba, en la explanada de La Piragua, -frente al mar, en nuestro malecón habanero, el más amplio y abarcador sofá de la familia cubana- que tuvo la burda intención de contrarrestar ante el mundo, la multitudinaria y espontanea marcha del 11 de julio del 2021, en la cual casi todos los cubanos en Cuba y fuera de ella, respiramos los primeros aires de libertad y nos quitamos el ropaje del silencio. 

Dije así:

«17 de julio del 2021.
La tristeza me embarga, me duele Cuba, el amado no país de los cubanos. Hoy el gobierno ha convocado, tempranito en la mañana, a una marcha en La Piragua. Desde lejos se escuchan las poéticas canciones de Silvio Rodríguez. No hay nadie con palos, ni policías con perros, ni boinas negras armados hasta los dientes. Lo único parecido de esta marcha con la del 11 de julio, es que esos seres humanos que van llegando, también son cubanos como tú y como yo. Cubanos de esa Cuba tuya y mía.

Estoy segura de que la mayoría son excelentes padres, madres e hijos. Que seguramente conocen a un vecino, amigo, o familiar que estuvo en la marcha del 11 de julio y puede que hoy esté preso, o que su familia lo ande buscando y cuando lo encuentren, ya estará condenado y repudiado por no ser “revolucionario”.

De esos cubanos que desfilaron en La Piragua, seguramente muchos también tienen un familiar en el extranjero y en la marcha tuvieron que gritarle “vende patria” o “gusano“; pero de vuelta a casa, le llamarán “mi hermano”.

De entre todos esos cubanos que vimos en la Piragua, -fuera de esos tantos que el 11 de julio llegaron en guaguas de lujo portando palos en sus manos-, puede que muchos de ellos no llegaran a empuñar el palo, porque fueron por compromiso u obligados.

Los CUBANOS QUE DIERON GOLPES, esos sí son los “confundidos”. Ellos golpearon a cubanos de Cuba, como tú y como yo, por un llamado al combate de su presidente Diaz Canel.

Sin embargo, los cubanos que gritaron “Libertad” y «Patria y Vida» el 11 de julio; esos hoy están presos, golpeados o despreciados y humillados en sus casas.

Esos cubanos de los palos, y que golpearon a otros cubanos como tú y como yo, sus madres no los están buscando, ellas tienen el alivio de tener a sus hijos “Libres” participando en la marcha de La Piragua, pero igual sufren, sufren de vergüenza».

Tristemente, esos cubanos que marcharon frente a la Piragua conocen muy bien la miseria y el mal vivir de los muchos cubanos desfavorecidos a lo largo de todo el país, y saben muy bien que el domingo 11 de julio, fueron los más humildes de nuestro pueblo quienes salieron a tomar las calles de toda Cuba, que de tanto descontento y apagones, quisieron respirar el aire, y unidos, decir: ¡Basta Ya! Basta de promesas.

Ya no nos queda nada por perder. Son más de 60 años, intentándolo y lo que se ha conseguido es un NO País, donde se malvive, malcome, malmuere, y para colmo no se puede pensar, y mucho menos expresar una idea diferente.

¡¡¡Solo unos pocos pueden pensar, y que mal piensan!!!

Lo peor es que malpiensan por todos… No nos ven. No nos escuchan. No tenemos nada que aportar. Solo obedecer.

Pero lo más triste es que de esos cubanos que desfilaron hace cuatro años en la Piragua cantando las canciones poéticas de Silvio Rodríguez, ya muchos hoy no estarán presentes, si se convocara otra marcha, pues se acogieron al parole humanitario de Joe Biden. O se fugaron de alguna misión humanitaria.

Ayer, 14 de julio del 2025, se conmemoró también el aniversario 236 de la toma de la Bastilla. Y, una y otra vez, retumbó en mis oídos, tal si saliera de la boca de estos gobernantes cubanos, la famosa e indolente frase que muchos le atribuyen a la reina María Antonieta, “Si no tienen pan, que coman pasteles”.