El gobierno mexicano ha montado un espectáculo al no invitar al rey de España a la toma de posesión de la nueva presidenta, Claudia Sheinbaum ¿Qué hay detrás de este conflicto?

Los gobiernos de tendencia populista suelen ser expertos en la creación de conflictos artificiales, con el objetivo de mantener a los pueblos atrapados en su retórica propagandística, desviándolos así de la verdad sobre su propia incompetencia como sistema político y su insaciable apetito de poder. Entran modestamente, como si vinieran con zapatillas de tela, pero no tardan en marcharse calzados con lujosos botines de piel, fruto de su hipocresía y oportunismo.
Con licencias para reprimir y eliminar a cualquier oposición, han logrado dominar el arte de reducir los problemas reales de la sociedad a narrativas simplistas, ofreciendo soluciones propagandísticas vacías. Son reyes del argumento, donde las palabras, y no las acciones, se presentan como la solución a todos los males. Si un edificio se derrumba por su negligencia, la respuesta es inmediata: un argumento que disimula la incompetencia, un enemigo externo al que cargarle la culpa y una retórica grandilocuente que exalta las supuestas bondades del sistema, prometiendo una solución eterna que jamás llega.
¿A qué viene -dirá el lector- este memorándum?
El gobierno mexicano ha montado un espectáculo al no invitar al rey de España a la toma de posesión de la nueva presidenta, Claudia Sheinbaum, todo debido a que el monarca no prestó atención a la exigencia de un conocido político populista, -Andrés Manuel López Obrador (AMLO)-, en relación a que el rey Felipe VI de España, pida perdón por los agravios cometidos por el reino de Castilla, durante la Conquista.
Esta situación no es nueva, en varias ocasiones se ha pedido perdón a México por lo ocurrido hace más de cinco milenios. Inclusive se llegó a una reconciliación en 1836 cuando España reconoce la independencia de México con la firma del Tratado de Paz y Amistad.
En 1990, los reyes Juan Carlos y Sofía se reunieron en Oaxaca, con las principales comunidades étnicas y sus representantes, donde el rey lamentó los abusos cometidos en la Conquista. Ambos terminaron siendo invitados por estos a una Guelaguetza, importante fiesta en que las comunidades étnicas mexicanas celebran sus tradiciones.
Entre otros momentos destacados, y que vengan a mi mente, se encuentran los pedidos hechos en 1992, con motivo del 500 aniversario del Descubrimiento de América, y en 2019, cuando el propio AMLO escribió una carta al rey Felipe VI insistiendo en este punto. En ambos casos, España, a través de sus instituciones y de la Corona, ha mantenido la postura de que la historia no puede juzgarse con los parámetros morales y políticos del presente.
Y me pregunto, ¿por qué México nunca le ha exigido a Francia que pida perdón por los desmanes cometidos por el ejército napoleónico durante la invasión y ocupación de su territorio entre 1862 y 1867?
Durante la invasión napoleónica, México fue escenario de una intervención extranjera que, bajo el pretexto de imponer un nuevo orden monárquico, sumió al país en un conflicto devastador. Se impuso a Maximiliano de Habsburgo como emperador, sin el consentimiento del pueblo mexicano, mientras las fuerzas francesas cometían atropellos y violaciones de derechos en su afán por mantener el control. En este contexto, la represión y el saqueo eran prácticas comunes, con un ejército que respondía únicamente a los intereses de expansión de Napoleón III.
Las tropas francesas impusieron su dominio a sangre y fuego, causando estragos en tierras mexicanas, saqueando, destruyendo ciudades y violentando la soberanía de la nación. Sin embargo, AMLO parece restarle importancia a este episodio histórico ¿Por qué, entonces, ese insistente estribillo con España como si la historia solo tuviera un culpable selectivo?
La repetición de esta exigencia anacrónica de perdón a España, mientras se omiten otros agravios históricos, deja entrever que su agenda tiene más que ver con sus complicidades, que con un genuino interés por la memoria histórica o la justicia hacia su patria.
¿Qué hay detrás de este conflicto? A mi modo de ver, detrás de este conflicto “fabricado” se esconde la astucia de sectores de la izquierda española –encabezados por figuras como Iñigo Errejón y Pablo Iglesias-, este último, quien pasó de ser un activista sin recursos a un empresario de éxito gracias al ascenso de su partido Podemos.
Estos políticos han aprovechado el afán de fanfarronería de AMLO para agitar las aguas del progresismo español, intentando socavar el respeto hacia la monarquía, una institución que, aunque no afecte directamente sus agendas, sigue siendo motivo de orgullo para gran parte del pueblo español. En este juego, tratan de hacerse visibles y ganar terreno mediático a través de reclamaciones vacías y gestos simbólicos, pero sin ofrecer soluciones reales a los problemas sociales que enfrentan sus países.
Al final, con esto lo que se ha logrado es un rechazo mayoritario hacia AMLO en España, donde incluso la nueva presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha quedado envuelta en una polémica superflua. Ella, quizás sin darse cuenta, ha sido utilizada por el expresidente, quien la expone como una simple marioneta al servicio de sus compromisos.
Pienso que es un mal comienzo para su gobierno, que apenas ha echado a andar, y que ya se enfrenta a un conflicto innecesario y de mal gusto con un país como España, con el que mantiene relaciones históricas y diplomáticas de primer nivel.

Raysa White Más Escritora y periodista. Directora Ejecutiva de la Revista Internacional Vínculos Santo Domingo, 5 de octubre 2024