Version al inglés

Después de un viaje maratónico de más de 20 horas hasta Kazán, donde, en su intento desesperado de ser incluido en el BRICS, ante Rusia y China se volvió un acordeón; todo lo que consiguió fue un saludo adecentado de cortesía. No aplicó.

Países miembros del BRICS: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, se ha ampliado a nueve miembros con la integración de Irán, Egipto, Etiopía y Emiratos Árabes Unidos

Nicolás Maduro sufrió un duro revés tras las elecciones de 2024 en Venezuela, cuyos resultados oficiales han sido ferozmente cuestionados dentro y fuera del país. La oposición, liderada por Edmundo González y María Corina Machado, ha demostrado tener más del 80% de las actas que confirman la victoria opositora, mientras miles de venezolanos se han volcado a las calles en rechazo al régimen.

Como de costumbre, la respuesta de Maduro no ha sido otra que la represión y el encarcelamiento.

En medio de este torbellino, la postura de Lula da Silva resulta curiosa. Aunque siempre ha sido un aliado cercano de Maduro, recientemente expresó su “temor” ante la violencia represiva del dictador venezolano.

Lula y otros líderes latinoamericanos han pedido la publicación completa de los resultados para asegurar la transparencia y, con ello, dar fe de una postura democrática.

Y, en pos de la paz y la unidad de la izquierda, declaró preocupado: “Mientras más paz tenga Venezuela, más paz tendrá Sudamérica”. Sin embargo, sus intentos de mediación entre el dictador venezolano y la oposición, junto con Brasil, Colombia y México, no han dado frutos. Al parecer, la simple solicitud de que se muestren las actas ha caído en oídos sordos.

China, por su parte, mantiene una postura aún más cautelosa. Como uno de los principales inversores en Venezuela, su enfoque se centra en proteger sus intereses económicos y estratégicos. A pesar de la creciente incertidumbre, Pekín guarda silencio, evaluando cuidadosamente su relación con el régimen sin comprometer sus inversiones.

El colmo de la situación llegó con las declaraciones de Tarek William Saab, quien, en una entrevista televisada, acusó a Lula y a Gabriel Boric de ser “agentes de la CIA”. No hace falta decir que esta salida de tono enfureció al presidente brasileño.

Aunque Maduro trató de desmarcarse rápidamente, lo cierto es que Tarek William Saab no es cualquier funcionario: es el fiscal de la república, y no uno precisamente de los moderados.

Parece que en Venezuela es un deporte nacional soltar insultos como si fueran confeti, especialmente cuando alguien se atreve a señalar los evidentes defectos del gobierno. Y entre la lengua larga y los nervios cortos, Maduro ya perdió a un aliado importante.

BRICS son las siglas de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.

Después de un viaje maratónico de más de 20 horas hasta Kazán, donde, en su intento desesperado de ser incluido en el BRICS, ante Rusia y China, se volvió un acordeón; todo lo que consiguió fue un saludo adecentado de cortesía. No aplicó.

Y yo me pregunto, al ver el gesto solidario del presidente de Brasil, cabildeando esperanzas para Cuba ¿No fue una grosera torpeza, de los de Venezuela, perder el respaldo de Lula da Silva? Quizás les hubiera salido mejor mantener a sus amigos cercanos y tener sus bocas un poco más cerradas. Pero ¡qué va! A veces, ni vistiéndose de gala el mono, consigue distinción.

Redactó: Raysa White Más © Escritora y periodista. Directora Ejecutiva de la Revista Internacional VínculosSanto Domingo, 24 de octubre 2024.