Aquí tienen la imagen clásica de Santa Bárbara bendita, lo de bendita no se le puede quitar, y está en más del 70 % de las paredes cubanas, ya sea en el cuarto, en la cocina o en la sala. La de mi tía Eugenia Quiles Alamar, se empoderó de la sala frente a la puerta de la calle. Y todo el que entraba la tenía que saludar, aunque fuese con la mirada.
Cuando le hicieron el proceso para la militancia del Partido a mi tío Chichi -Manuel de Zayas- le pusieron como observación la bendita Santa Bárbara, y él les dijo: ῍Hablen ustedes con Eugenia. Yo no puedo hacer nada. No hay quien se la baje de ahí. ῎ Porque mi tía Eugenia creía ser hija legítima de Santa Bárbara, y si eso no hubiese sido, ella habría ido de rodillas a los pies de la santa para que la adoptara. Tanto mi tía la amaba.
Y así les cuento que de la pared de su sala nadie la pudo bajar. Mi tío Chichi murió siendo militante del Partido Comunista de Cuba y, por demás, Vice director de la Empresa Telefónica de Guanabo. Y que yo sepa, nunca hubo intenciones de divorcio, porque eran Tauro y Cáncer. Uña con churre. Química total.
Cómo mi tía Eugenia, sienten millones de cubanos que no hay quien les baje a su Santa Bárbara de la pared, tanto que cuando alguien puso a rodar que el incendio de la termoeléctrica de Matanzas ocurrió por la caída de un rayo, algunos en el gobierno temblaron, y se sacrificaron animales a tutiplén. Porque Santa Bárbara bendita tiene otra historia para los cubanos, y es que la sincretizan con la energía de Shangó, el santo yoruba, y aunque la vibración de sus energías anima a la controversia, de alguna manera están relacionados, y nadie quiere que le parta un rayo.
Felicidades a todas las Bárbaras de Cuba y del mundo ¡Maferefún, Shangó!
Raysa White Más
La Directora
Domingo, 4 de diciembre de 2022
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